sábado, 22 de febrero de 2014

¿QUE NO DEBEN HACER LOS BUENOS PADRES?



por carlos.pajuelomoran






Todos los padres sabemos que educar es complejo, y que hay muchas circunstancias y factores que influyen en la educación. Aun así, nos centramos en el empeño de hacer bien las cosas para que, de esa manera, nuestros hijos hagan bien las suyas. Pero este empeño de hacer bien las cosas provoca que nos sintamos amenazados cuando nuestros hijos se empeñan en no seguir nuestras indicaciones y que nos preguntemos, preocupados, ¿qué hago?

En este post de hoy me gustaría que reflexionáramos sobre algunas de las cosas que los padres sabemos que no deberíamos hacer pero que, sin embargo, estamos tentados en multitud de ocasiones a repetirlas:

1.- Fijarnos sólo en las conductas que nos preocupan (que, curiosamente, nos parecen negativas) de nuestros hijos, y no atender a las cosas positivas que hace. Si me fijo sólo en las conductas negativas de mi hijo, me estaré forjando de él una idea negativa. No te centres sólo en lo negativo. Ten en cuenta también los aspectos positivos de tu hijo y, desde esa perspectiva, podrás construir una imagen más realista de tu hijo. Pero, ojito con los padres que no son capaces de ver nada más que lo bueno de los niños, porque esto es otra forma de equivocarnos.

2.-Dirigirnos a nuestros hijos con enunciados interrogativos (“¿Vas a recoger tu cuarto?”) en vez de hablarles con un estilo directo (“Recoge tu cuarto ahora”). No te puedo asegurar resultados si cambiamos la forma de hablar, pero creo que es mejor darles a los hijos instrucciones directas y claras sobre lo que queremos, que lanzarles preguntas que se pueden quedar sin contestación, y sin acción posterior.

3.- Algunas veces los padres, ante comportamientos que nos preocupan de los hijos, nos mostramos de manera un tanto melodramática, y en ese momento utilizamos la “súplica”. Un ejemplo: “Hijo mío, por lo que más quieras, hazlo por mi”… O esa otra frase famosa: “Te lo ruego, ¿no ves que nos estás destrozando la vida”?

Y como no discriminamos en mitad del drama, soltamos este tipo de frase igual a uno que ha suspendido tres, o que ha llegado con 20 minutos de retraso, que a un hijo que tiene problemas graves de conducta. Los padres no somos perfectos ya lo hemos repetido en este blog muchas veces, pero te recuerdo que ir rogando a nuestros hijos, mina nuestra propia autoestima como padres, y sólo nos conduce a confiar cada vez menos en nuestro rol de padres.

4.- Otra vertiente del “momento melodrama” es la versión ‘chantaje afectivo’, culpando a los hijos de nuestro malestar.En estos casos las frases típicas son: “Me estás destrozando la vida”, “Con todo lo que yo hago por ti”, “Si me quisieras, no harías eso”, etc.

Está claro que la vida de nuestros hijos nos afecta, pero responsabilizar a los hijos de lo que es nuestra vida es una buena manera de terminar afiliado al club de los desgraciados/as punto com. Nos equivocamos si pensamos que el destino de nuestros hijos está ligado al nuestro.

5.- Después de mucha desesperación, de pronto, en pleno arrebato les decimos a nuestros vástagos: “Mira hijo, paso, me da igual lo que hagas, tu verás”. El buen padre/buena madre ni es melodramático ni pasota. No se deben ignorar determinadas conductas de los hijos, actuar como si no pasara nada, con un “me importa un bledo lo que hagas”. A los padres nos importan nuestros hijos y se lo hacemos saber. Otra cosa diferente es hacernos los sordos de vez en cuando, que eso ayuda a no soliviantarse.

6.- Cuando se educa hay que tener cuidado con la tolerancia. Los padres que son tolerantes son aquellos que saben delimitar perfectamente lo que es intolerable. Las normas en la familia deben de ser pocas, pero “sagradas”. Si las vas cambiando, o no las cumples ni las haces cumplir tus hijos pensarán que “perro ladrador poco mordedor”.

7.- ¿Te has puesto alguna vez como los locos, o como las locas, dando gritos? ¿Lo pasaste bien? ¿Sirvió para algo? Pues toma nota. Perder el control es algo que a los padres nos hace vulnerables. Y por cierto, te recuerdo que todos los padres sabemos cuándo vamos a perder el control, y sólo en ese momento podemos controlarnos.

8.- Cuidado con la boquita: cuando estamos enfadados podemos llegar a decir cosas que salen de nuestra desesperación, y de las que luego nos vamos a estar arrepintiendo. Nuestros hijos están en proceso de construcción, así que es fácil que cometan errores, y muchos. Pero cuidado, porque hay palabras que construyen, y palabras que pueden herir toda una vida.

9.- Amenazar es una señal de desesperación, así que intenta evitar las amenazas. Cuando se amenaza, parecemos más vengadores que padres educando. No amenaces a tus hijos. Es mucho más efectivo, si incumplen una norma, aplicarles una consecuencia. Las consecuencias no son un castigo, sino el resultado lógico de un comportamiento.

¿Que tal el repaso? Yo, que lo he escrito y que “tengo estudios”, necesito seguir mejorando. Nuestra tarea como padres consiste en ir dando pasos, cada día un poquito mejor. Y no debemos olvidar que existe una estupenda palabra para cuando nos equivocamos: simplemente di perdón. 


(Fuente: Escuela de padres-blogs hoy.es)

DESARMA TU CORAZÓN A RITMO DE VALLENATO


ESTUDIANTES TRABAJANDO EL VALOR DE LA RESPONSABILIDAD

En el mes de la responsabilidad los estudiantes comparten mensajes alusivos este valor para reforzar conductas que conlleven a una sana convivencia.(Proyecto liderado por el departamento de sicoorientación de la institución y los docentes de Ética y Valores)








Educar niños responsables es una tarea a largo plazo, que requiere dedicación. Para fomentar el sentido de la responsabilidad en los niños es recomendable empezar formándoles poco a poco en el compromiso y la entrega, intentando que desde pequeños los niños se encarguen, dentro de sus posibilidades, de recoger su habitación, deponer la mesa, de organizarse su mochila de deporte o su maleta del campamento... A medida que van creciendo, pueden ir adquiriendo responsabilidades más importantes como llevar sus llaves de casa, teléfono móvil o ayudar en el cuidado de los hermanos pequeños.

¿Qué significado tiene ser responsable para los niños?

La responsabilidad como valor social está ligada al compromiso. La responsabilidad garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera confianza y tranquilidad entre las personas. Toda responsabilidad está estrechamente unida a la obligación y al deber. Ambos conceptos constituyen la materia prima de la responsabilidad. El deber es la sustancia y se entiende como impulso, sentimiento, desinterés y ética. La obligación es la forma. 

Por medio de juegos o de actividades en grupos de reflexión, es más fácil y más ameno, enseñar el sentido de la responsabilidad a los niños y estarán más dispuestos a entender sus “deberes y obligaciones“. Ser responsable en el sentido global de la palabra significa:

1. Responsabilidad hacia uno mismo

- Soy responsable de hacer realidad mis deseos.

- Soy responsable de mis elecciones y actos.

- Soy responsable de mi felicidad personal.

- Soy responsable de elegir los valores según los cuales vivo.

- Soy responsable de elevar el grado de mi autoestima.


2. Responsabilidad hacia las tareas a desarrollar

- Soy responsable del modo en que distribuyo mi tiempo.

- Soy responsable del grado de conciencia que introduzco en mi trabajo (estudios, deberes...)


3. Responsabilidad en el consumo

- Soy responsable de cuidar mis cosas

- Soy responsable de elegir mis regalos de Navidad, cumpleaños...

- Soy responsable de mis gastos


4. Responsabilidad hacia la sociedad

- Soy responsable de mi conducta con otras personas: compañeros de trabajo, familia, amigos.

- Soy responsable de comunicarme correctamente con los demás.
Pautas para que los niños aprendan a ser responsables


1. Cada vez que asignes una tarea a tu hijo/a y acepte el cumplimiento de la misma, es preciso que acepte cumplir también con la palabra dada. 


2. Si te equivocas, acepta tus errores con humildad e invita a tu hijo a hacer lo que deba para volver a la senda correcta. 


3. Enséñale el valor del autocompromiso. Es determinante en una persona responsable, ya que siempre se debe tener presente que se debe cumplir con las demás personas, sin olvidar que con la primera persona que se tiene un deber es con uno mismo. (Fuente: Guiainfantil.com)

viernes, 21 de febrero de 2014

Vallenato educativo: Haciendo la diferencia

Vallenato educativo: Haciendo la diferencia: El vallenato, una herramienta definitiva que con sus notas tradicionales atrae y contagia a los estudiantes con su alegría y con sus mensajes invita a la reflexión y la sana convivencia.

EL ACOSO ESCOLAR


TU PUEDES HACER LA DIFERENCIA, AYÚDANOS A COMBATIR EL MALTRATO ESCOLAR

miércoles, 19 de febrero de 2014

APRENDAMOS A SER CIUDADANOS COMPETENTES A RITMO DE VALLENATO


COMO EVITAR EL MAL VOCABULARIO EN LOS NIÑOS




¿QUÉ HACER CUANDO LOS NIÑOS USAN "MALAS PALABRAS", EN SU VOCABULARIO?




Probablemente todos los niños dicen o han dicho alguna palabra fea en algún momento de sus vidas. Sin embargo, algunos desarrollan este comportamiento que e convierte en un hábito serio. Los padres por lo general no saben cómo manejar el tema para evitar que sigan usando esas palabras hirientes, groseras, horribles y cuando las escuchan por vez primera su asombro les impide decir algo para impedir que esto continúe.

Cuando los niños son pequeños y dicen estas malas palabras, generalmente se trata de un acto de repetición de lo que han escuchado. Están solamente aprendiendo a usar el lenguaje para comunicarse así que imitan cualquier palabra que escuchan pero no están intentando herir u ofender a nadie; solo desean desarrollar sus habilidades verbales.

Los niños más grandes dicen males palabras debido a varias razones. Si se trata de una palabra que no usan a menudo, posiblemente la usen sin darse cuenta de que es ofensiva. Quizás solo consideran que es una palabra chévere y nueva para ellos. En ocasiones los niños también usan palabras groseras para llamar la atención y los padres, por supuesto, muy sorprendidos intentan ignorarlas, en especial si las dicen fuera de cualquier contexto lógico. Sus reacciones suelen ir de la ira a la risa y por ello, la próxima ocasión en que el niño busque atención, repetirá la palabra porque sabe que la misma concitó la atención de sus padres. Desafortunadamente, esto suele producirse en los momentos más inoportunos.

Cuando los niños crecen se empiezan a dar cuenta de que hay palabras que se consideran ofensivas y por lo general dejan de usarlas pero, al llegar a la adolescencia, nuevamente les pica la lengua por pronunciarlas, en especial cuando se sienten frustrados o quieren herir a otros. Pero también están aquellos chicos que usan las palabras groseras para llamar la atención cuando se encuentran dentro de su grupo de amigos.

Se aconseja a los padres no reaccionar con hostilidad cuando los hijos dicen malas palabras porque si se hace una película del asunto, muy posiblemente causará el efecto contrario al buscado y los hijos las seguirán usándolas para perturbar a sus padres con ello.

También es importante no reír cuando dicen malas palabras porque, a pesar de que a veces pueden producir hilaridad, la risa de los padres hará que ellos busquen repetir la ocurrencia que causó esa risotada y usen más tarde la palabra porque quieren que vean lo chistosos que ellos son.

Sin embargo, lo más importante es que los padres tengan cuidado con el lenguaje que usan en frente de sus hijos porque ese es el ejemplo que reciben en casa y si los padres dicen palabras groseras frecuentemente, no tendrán la autoridad suficiente para impedir que sus hijos hagan lo mismo.

LA INTERACCIÓN Y RELACIONES INTERPERSONALES BASE PARA UNA SANA CONVIVENCIA

La interacción y relaciones interpersonales son aspectos fundamentales en la construcción de una convivencia sana y pacífica la cual debe comenzar desde el hogar y es reforzada en las instituciones educativas. Para esto es menester la constante comunicación familia-escuela donde se fortalezcan tanto las relaciones interpersonales, como de los valores, normas de comportamiento, diálogo y respeto de los derechos y deberes de toda la comunidad. En este sentido se puede considerar la música un instrumento esencial y llamativo para que los estudiantes puedan compartir mensajes de respeto y sana convivencia de una manera amena y oportuna.